Hoy, volvemos a tratar de simplificar los términos relacionados con la alergia, con ayuda de @alergosur.es y @alergopedia, donde definiremos todos los conceptos del alfabéto alergológico, de la A a la Z.
👉🏼 Adrenalina
La adrenalina o epinefrina es el medicamento que se ha mostrado más eficaz en el tratamiento de emergencia de la anafilaxia. Por ello, decimos que la adrenalina es el fármaco de elección en el tratamiento de la anafilaxia.
Se trata de una sustancia que se produce en el cuerpo humano (en decir, es lo que llamamos una sustancia “endógena“): se sintetiza en las glándulas suprarrenales, especialmente en situaciones de estrés o de peligro (por ello hay quien se refiere a ella como la “hormona del estrés”, aunque la realidad es que en situaciones de estrés se sintetizan otras muchas sustancias, además de la adrenalina).
Sus efectos son múltiples. Entre sus acciones principales están aumentar la presión arterial (produce constricción de los vasos, y hace que el corazón lata con más fuerza y con más rapidez, efectos a los cuales llamamos inotrópico y cronotrópico positivos, respectivamente) y abrir los bronquios para mejorar el paso de aire: como puede verse, efectos que pueden resultar muy útiles cuando el organismo se prepara para una huida o para un peligro (que es, en definitiva, su función natural), pero que también resultan extraordinariamente útiles en caso de anafilaxia, ya que en la anafilaxia puede producirse una obstrucción de los bronquios (por broncoconstricción) y una caída brusca y grave de la presión arterial (en el contexto de lo que llamamos “shock anafiláctico”).
Además, la adrenalina también contribuye a disminuir la hinchazón de piel y mucosas, y bloquea la liberación de sustancias por parte de las células implicadas en la anafilaxia (como mastocitos y basófilos).
Por ese motivo, la adrenalina es el fármaco de elección recomendado en todas las guías internacionales para el tratamiento de la anafilaxia, y, además, debe administrarse de forma precoz, pues se ha visto que mejora la supervivencia (fundamentalmente, por esos efectos referidos de prevenir o revertir la broncoconstricción y por aumentar la presión arterial).
Antes se solía utilizar por vía subcutánea, pero se ha comprobado que se consigue un efecto más rápido si se administra por vía intramuscular (de preferencia en la cara antero-lateral externa (vasto externo) del muslo), por lo que ésta es la vía recomendada cuando la anafilaxia ocurre fuera de un centro sanitario, y mientras se espera la llegada de asistencia sanitaria. La vía endovenosa, por su parte, se reserva para su utilización en unidades médicas especializadas.
👉🏼 Aeroalérgeno
Aeroalérgeno es uno de los términos que utilizamos en medicina para referirnos al alérgeno que, transportado por el aire, puede entrar en contacto con las vías respiratorias del ser humano u otras mucosas, y producir una alergia respiratoria.
El término aeroalérgeno incorpora, como puede verse, el prefijo aero-, que hace referencia a su vinculación con el aire. Es un término tremendamente utilizado en la disciplina de Alergología, aunque, por su especificidad, ni siquiera aparece en el Diccionario de Términos Médicos de la Real Academia Nacional de Medicina (y tampoco, lógicamente, en el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española, pues este último tiene un carácter más general).
Esta denominación puede emplearse, pues, para referirnos a esas sustancias vehiculizadas por el aire que pueden causar alergia al ser inhaladas por las personas.
Entre ellas, lógicamente, los pólenes y las partículas procedentes de los ácaros del polvo doméstico (a las que, en sentido amplio, nos referimos de forma genérica como “ácaros del polvo doméstico”, pero que realmente se trata de sus excretas y de fragmentos de sus cuerpos) o de otros artrópodos (como las cucarachas), pero también otras de procedencia diversa como los epitelios y pelos de animales, hongos (cuyas esporas pueden igualmente ser vehiculizadas por el aire), o incluso partículas de látex
👉🏼 Alergia ocupacional
Podemos definir alergia ocupacional (o alergia laboral, o alergia profesional, pues indistintamente puede llamarse de cualquiera de esas formas), como aquella enfermedad en la que el sistema inmunológico funciona de manera inadecuada generando una reacción excesiva ante la exposición a un agente o sustancia presente en el ambiente de trabajo.
Las sustancias capaces de producir alergia en el entorno de trabajo pueden entrar en contacto con la persona sensibilizada por diversas vías, pero las más frecuentes son la inhalatoria (a través de las vías respiratorias) y la cutánea (por contacto con la piel). Por ello, los dos grandes grupos de alergias ocupacionales son, precisamente, las respiratorias (fundamentalmente asma bronquial, que en estos casos recibe el nombre de asma ocupacional) y las cutáneas.
Se han identificado más de 300 sustancias que pueden producir alergia en el medio laboral, y además cada año se descubren nuevos agentes responsables. Lógicamente, las profesiones en las que con mayor frecuencia ocurre son las de aquellos sectores que están más en contacto con productos químicos: peluquería, cuidado de la salud, alimentación y restauración, urbanización y construcción, … Se calcula que el 15 % de los casos de asma en los adultos puede estar causado directa o indirectamente por sustancias presentes en el medio laboral, y que la dermatitis alérgica de contacto puede aparecer hasta en un 10 % de los trabajadores que manipulan productos químicos en su trabajo.
Las alergias ocupacionales son, por tanto, un problema importante de salud pública, con graves consecuencias para la calidad de vida de las personas afectadas y con gran repercusión económica para la sociedad, debido a la pérdida de productividad de los trabajadores enfermos y a los gastos derivados de su asistencia sanitaria.
¡Atentos por si hay algún concepto que queráis que definamos!